El sistema tegumentario está
formado por la piel y sus anexos. La piel o tegumento es el órgano que
constituye el límite del cuerpo; tapiza su superficie exterior y es la primera
barrera protectora del organismo. La piel es un claro ejemplo de cómo colaboran
entre si distintos tejido para dotar a un órgano de funciones que, de otra
forma, no sería posible cumplir.
Para realizar sus funciones
especializadas, la piel tiene requerimientos básicos que han de ser cumplidos
por los distintos tejidos. Debe ser impermeable; este carácter se lo otorga su
epitelio. Necesita resistencia mecánica, proporcionada por un entramado de
apoyo de la matriz extracelular, segregada por los fibroblastos. Necesita la
irrigación sanguínea para el transporte de sustancias; estas son intercambiadas
a través de endotelio (tejido epitelial) de los vasos sanguíneos.
Los vasos sanguíneos son
además la vía de acceso de las células inmunitarias a la piel. Las fibras
nerviosas son necesarias para transmitir información hacia el sistema nervioso
central y para distribuir señales en dirección opuesta, por ejemplo hacia las
glándulas y músculos que se ubican en la piel. Si bien la protección es la más
evidente de todas, la piel es responsable de muchas otras funciones, merced a
los tejidos que la forman.
La piel esta constituida por
tres capas: un epitelio, la epidermis, que es el tejido especializado
característico de este órgano y su parte más externa; un tejido conjuntivo, la
dermis, por debajo del anterior; y la hipodermis, su capa más profunda.
Epidermis
La epidermis es el tejido del
organismo más expuesto a las agresiones; debe estar necesariamente adaptado
para la renovación y la reparación. La epidermis es un epitelio
pluriestratificado, cuyas células reciben el nombre de queratinocitos, pues
están especializadas en la producción de queratinas, proteínas de los
filamentos intermedios. Los queratinocitos varían en las distintas capas. Los
tipos de queratinocitos son:
·
Células basales: forma la capa más interna,
adherida a la membrana basal y son las únicas que se dividen.
·
Células espinosas: se disponen en varias capas
por encima de las células basales. Deben el nombre a que sus numerosas
desmosomas, donde se anclan los filamentos de queratina, se observan como
espinas al microscopio óptico.
·
Células granulares: Sus íntimas uniones
determinan la barrera de permeabilidad que impide la pedida de fluidos. Son
además el límite entre la parte activa de la piel y la parte más superficial,
formada por células muertas.
·
Escamas: forman el estrato corneo. Se trata
de células muertas, reducidas a láminas planas, embebidas en queratina
densamente plegada.
Entre los queratinocitos de
la capa basal se ubican los melanocitos. Estas células contienen gránulos del
pigmento melanina, que le da la coloración a la piel y sus derivados. La
melanina protege de la radiación ultravioleta (RUV).
La epidermis se renueva
continuamente. Las células basales son las únicas que se reproducen. Algunas
células hijas permanecen en la capa basal, mientras que otras pasan al estrato
espinoso. Luego ascienden al estrato granuloso, donde comienzan a degradarse
convirtiéndose en escamas. Ya en el estrato corneo, las escamas se desprenden
de la superficie de la piel.
El proceso de diferenciación
está relacionado con la expresión de diferentes tipos de queratinas; a mediad
que las células pasan de una capa a otra sintetizan queratinas distintas. Las
variedades de queratina se obtienen de dos formas: porque existe una amplia
familia de genes que las codifica y por medio de un mecanismo llamado splicing
alternativo. El splicing alternativo consiste en la obtención de distintos ARNm
a partir de un mismo transcripto primario, empalmando diferentes exones. De
esta forma, un solo gen y un solo transcripto puedan dar lugar a mensajes y
proteínas diferentes.
Todo el proceso de
diferenciación de los queratinocitos dura alrededor de un mes. Las células de
la capa basal permiten la autorrenovación, pues reúnen las características de
una célula madre: no se diferencian, se dividen sin límite y cada célula hija
puede permanecer como célula madre o emprender un trayecto de diferenciación.
Una de las condiciones para que una célula basal perdure como célula madre es
que no pierda el contacto con la membrana basal.
Dermis
La dermis es el tejido
conectivo de la piel. Es un tejido laxo en su parte más superficial y denso no
modelado o irregular, en su parte más profunda. Las fibras colágenas y
elásticas de la dermis hacen a la piel resistente y deformable, al mismo
tiempo. La dermis forma elevaciones llamadas papilas que se proyectan hacia la
dermis. En algunas partes del cuerpo, como las palmas de las manos y plantas de
los pies, la epidermis acompaña los pliegues de la dermis, formando surcos y
elevaciones: son las huellas que se utilizan para identificar a las personas.
La dermis recibe abundante
irrigación sanguínea; como el epitelio es tejido no vascularizados,
los nutrientes y desechos que deben llegar a la epidermis o que deben
abandonarla, difunden a través de la matriz de la dermis. El diámetro de los
vasos sanguíneos de la piel es controlado por el sistema nervioso autónomo. La
vasodilatación y la vasoconstricción se utilizan para aumentar o disminuir el
flujo sanguíneo de la piel. La vasodilatación permite la disipación del calor
corporal hacia el ambiente. Por lo contrario, cuando es necesario conservar el
calor, o bien derivar un mayor caudal sanguíneo hacia otros órganos, se produce
la vasoconstricción.
Hipodermis
También llamada panículo
adiposo o tejido celular subcutáneo, la hipodermis es la capa más profunda de
la piel. Está formada por tejido adiposo, especializado en la reserva de
grasas. El grosor de la hipodermis varía según las zonas del cuerpo y el estado
nutricional del individuo. La grasa de la hipodermis es la reserva energética a
largo plazo. La capa de grasa subcutánea actúa como aislante térmico, ayudando
a conservar el calor corporal.
Glándulas
En la piel hay tres tipos de
glándulas que se desarrollan a partir de la epidermis: las sebáceas, las
sudoríparas y las mamarias. Las gandulas, de la naturaleza epitelial, se
desarrollan como invaginaciones de la epidermis. Su cuerpo queda ubicado en el
espesor de la dermis, pero se mantienen conectadas con la superficie a través
de sus conductos.
Las glándulas sebáceas
secretan sebo, una materia grasa cuya misión es impermeabilizar y lubricar la
piel y os pelos. Además, los ácidos grasos presentes en el sebo impiden el
crecimiento de algunos microbios.
Las sebáceas pertenecen al
tipo de glándulas denominada holocrinas (holo: total, crino: secreción)
aquellas que pierden la totalidad del contenido celular cuando liberan su
secreción. Sus conductos desembocan en el folículo piloso.
Las glándulas sudoríparas
secretan sudor, que se libera por los poros de la piel. Como el sudor contiene
desechos, pero también sustancias que cumplen un papel de defensa contra los
microbios, puede decirse que es al mismo tiempo una excreción y una secreción. Además
tiene una función refrigerante.
Las glándulas sudoríparas
pertenecen a dos tipos: merocrinas, cuando su secreción es liberada sin que se
vea afectada la integridad celular, y apocrinas, si liberan parte del
citoplasma apical junto con su secreción. Las glándulas mamarias son glándulas
apocrinas.
Faneras
Las faneras son los anexos
de la piel, como pelos o uñas. Son de origen epidérmico, y sus diferentes consistencias
dependen del tipo de queratinas sintetizadas. Los pelos se originan de una
invaginación epidérmica, el folículo piloso, en cuya parte más profunda se
ubican las células madre que se reproducen continuamente haciendo crecer el
pelo. La parte del pelo que emerge está formada por células muertas. El color
del pelo depende de los depósitos de melanina, de la cantidad de burbujas de
aire que contiene y de su textura.
Los pelos se erizan cuando
se contrae el musculo piloerector, que se extiende desde las papilas hasta el
folículo. La contracción es involuntaria y aparece como respuesta al frio o al
temor. Las uñas se originan y crecen de modo similar a los pelos. En la piel se
localizan diferentes tipos de terminaciones nerviosas sensoriales
especializadas en la recepción de estímulos táctiles, térmicos y dolorosos.
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